El asesino de Carla, la chica de 27 años muerta a Girona en el octavo crimen machista del 2023 en Catalunya, había mantenido una relación corta con ella hace siete años. Desde entonces, él la estaba acosando continuamente, aunque ella había rehecho su vida y salía con otro hombre. De hecho, el asesino confeso, llegó a conseguir que la chica, aprovechando que acababa de comprarse un piso y a duras penas podía pagarlo, le alquilara una habitación de la vivienda para poder vivir con ella. Finalmente, la noche del pasado 26 de julio, la mató. Para intentar disimular, al día siguiente se hizo pasar por un amigo preocupado y simuló haberse encontrado el cadáver.
La expareja estuvo años asediándola antes de matarla
Carla, de 27 años, y Toni, de 29 años, se conocieron hace más de una década en el Instituto Santa Eugènia de Girona, donde los dos estudiaban. Hace siete años habían tenido una corta relación de unos meses, hasta que ella lo dejó y empezó a salir con otro chico, su pareja actual. Desde entonces habían seguido manteniendo contacto. Él le enviaba mensajes y no dejaba de asediarla. Hace un año, para poder pagar con más comodidad el piso que se acababa de comprar, ella aceptó alquilarle una habitación. Eso le permitió conocer los horarios que la chica tenía como recepcionista en un hotel de la avenida Sant Francesc. Meses después, ella lo echó.
El pasado 26 de julio, en torno a las 22.30 horas, cuando el hombre acabó su turno en la pizzería donde trabajaba, se cambió de ropa y fue directamente hacia el edificio donde vivía la víctima, en el número 11 de la calle Bilbao. Forzó el portal con una tarjeta y esperó escondido a que llegara la chica, que últimamente iba acompañada de su madre porque le habían intentado robar dos veces y tenía miedo. Una vez abrió la puerta del piso, según los investigadores, el hombre se abalanzó sobre ella. La tiró al suelo, la ligó, la desnudó, la agredió sexualmente y la asfixió hasta matarla. Después, le cogió las tarjetas de crédito y el monedero antes de marcharse.
El mismo asesino simuló el hallazgo del cadáver
Para darse una coartada, le envió un mensaje al teléfono móvil hacia la una de la madrugada. Al día siguiente, por la mañana, haciéndose pasar por un amigo preocupado porque no le contestaba, fue hacia el hotel, donde le dijeron que no había ido a trabajar y tampoco había avisado, una cosa bien extraña en ella. Entonces, la expareja de Carla fue a buscar a su madre para decirle que no le cogía el teléfono y que no había ido a trabajar. La madre, sin embargo, sabedora que él hacía años que la acosaba, pensó que su hija lo estaría evitando y que se había escondido para que no la encontrara.
En este punto, el asesino volvió al edificio de la víctima, le explicó a la vecina del piso de arriba que estaba muy preocupado y le preguntó si le dejaba descolgarse por el balcón para entrar en el piso de Carla. La mujer accedió. Ya en el balcón, abrió la puerta y alertó a los vecinos de que estaba muerta para que avisaran a los servicios de emergencias. Los Mossos lo interrogaron y lo detuvieron después de que acabara confesando el crimen. Les explicó que su intención era robarle las tarjetas, pero que se le había ido de las manos.
El chico confesó que la había atado, la había desnudado y le había tocado los pechos, aunque después se desdijo y aseguró que era para intentar buscarle el latido del corazón. La autopsia, sin embargo, ha demostrado que utilizó mucha fuerza para estrangularla. Los investigadores han corroborado que el chico estaba obsesionado con Carla. Después de conseguir que accediera a alquilarle una habitación y convivir durante meses, ella le dejó claro que no quería tener una relación con él y lo echó, momento en que el detenido volvió en casa de sus padres. Ahora, el juez lo ha enviado a la prisión provisional y lo acusa de los delitos de asesinato, robo con violencia y agresión sexual sin penetración.