Marcos Fuentes, el comercial que el año 2019 mató, supuestamente, el matrimonio de octogenarios formado por Piedad y Manuel en Barcelona, ha negado haberse aprovechado de la confianza que le tenían para estafarlos con ventas que no necesitaban, en más de robarles joyas y la tarjeta de crédito con que se hizo varias transferencias y extracciones de un cajero automático. En el juicio, que empezó el pasado lunes en la Audiencia de Barcelona, ha afirmado que las víctimas eran "bellísimas personas" y que, a pesar de haberse ganado su afecto, no lo había hecho con el objetivo de lucrarse a costa de ellos. También ha asegurado que fue él quien rompió la relación después de ponerlo "en un compromiso" al pedirle que los ayudara a vender y vaciar el piso donde vivían para ir a una residencia.

Según ha explicado, conoció a la pareja cuando trabajaba para la empresa Tarraco Homes durante varias ventas como un sofá de masaje valorado en miles de euros. Su relación se profundizó y mantuvieron el contacto incluso cuando dejó de trabajar como comercial. Con respecto a la acusación de que se aprovechó de la preocupación de Manuel por la salud de su mujer, que había sufrido un ictus, ha insistido en que todos los productos que les vendió eran "cosas que les hacían falta por el tema de la salud de ella".

Ha asegurado que nunca les robó

A pesar de haberle presentado varias pruebas, como el registro de llamadas y albaranes por miles de euros, el acusado ha repetido a menudo la frase "no lo recuerdo". Lo que sí que ha recordado, sin embargo, es la excusa para justificar el supuesto robo de las joyas y la tarjeta bancaria de las víctimas diciendo que fueron ellas mismas quienes le pidieron que fuera a sacar dinero de un cajero y las que le dieron las joyas para que las vendiera por ellos. A partir del 12 de agosto del 2019, según ha dicho, la relación se enfrió después de que Manuel le pidiera ayuda para vaciar el piso donde vivían para venderlo, así como una finca que las víctimas tenían en el norte de España. "Les dije que si no me llamaba su hijo no quería entrar en aquel tema porque nunca acaba bien", ha declarado.

Con todo, ha vuelto a declarar que no se acordaba de por qué se tomó una pastilla de burundanga cuando los Mossos d'Esquadra fueron a detenerlo, ni por qué tuvo el móvil apagado durante más de tres horas el día en que perpetró, supuestamente el crimen.

Se enfrenta a la prisión permanente

Con todo, la Fiscalía pide dos penas de prisión permanente revisable para el acusado, una por cada uno de los asesinatos, con alevosía y ensañamiento para la facilitación y evitación del descubrimiento de la comisión de otro delito. Además, suma dos años y siete meses de prisión por un delito continuado de estafa y diez años más por dos delitos de robo con violencia. También pide que se indemnice el hijo de la pareja con 300.000 euros y a cada una de las dos nietas con 100.000 euros por los perjuicios y daños morales causados.