Muchas veces los mismos delincuentes se acaban delatando ellos solos cometiendo infracciones que poco tienen que ver con sus delitos. Eso es lo que ha pasado en l'Arboç, en el Baix Penedès (Tarragona), donde un narcotraficante ha acabado esposado y en las dependencias policiales por no conducir correctamente. Los hechos tuvieron lugar el pasado sábado, cuando una patrulla del Grupo de Delincuencia Urbana de la comisaría de los Mossos del Vendrell estaba haciendo patrullaje de paisano para detectar ilícitos penales. En un momento dado, vieron un vehículo a toda velocidad que dio un giro brusco hacia la avenida Tarragona, donde estacionó.

Cocaína y hachís escondidos detrás de la radio

Los efectivos policiales fueron hacia el vehículo en cuestión e, identificándose como agentes de los Mossos, observaron que el conductor se escondía dinero en el bolsillo e intentaba apagar un teléfono móvil. Lo que más llamó la atención de los policías, sin embargo, fue el fuerte olor de sustancias estupefacientes que desprendía el coche. Así pues, llevaron a cabo un registro del vehículo, donde encontraron que había un espacio escondido detrás de la pantalla táctil de control de la radio con dos envoltorios de papel. En el primero, había doce papelinas con un peso de casi diez gramos de cocaína. En el segundo, había unos quince gramos de hachís.

Además, cuando los agentes registraron el conductor encontraron que llevaba encima 280 euros fraccionados y dos teléfonos móviles. Ante todas estas evidencias, se detuvo el hombre, de 44 años y de quien los Mossos no han querido facilitar la nacionalidad, como presunto autor de un delito contra la salud pública en la vertiente del tráfico de drogas. Además, se intervino el vehículo utilizado para esconder la droga. El detenido pasó el lunes a disposición del juzgado de instrucción en funciones de guardia del Vendrell.

Droga y dinero que el narcotraficante llevaba encima. / Mossos d'Esquadra