Ocho años escapado de la justicia, disfrutando de su libertad, han acabado de golpe para un ciudadano pakistaní este lunes, 2 de junio, en Barcelona. Un error garrafal que puede costarle una sentencia de muerte o, si tiene más suerte, la cadena perpetua. Si llega a saber que denunciar un robo acabaría con él entre rejas, a buen seguro que se lo habría pensado mejor antes de acudir a la comisaría de los Mossos d'Esquadra. El hombre en cuestión estaba buscado por las autoridades de Pakistán desde el año 2017, cuando, supuestamente, asesinó a dos personas durante un tiroteo. Después de eso, escapó del país y, durante casi una década, consiguió eludir a la policía de su país y vivir con un perfil tan bajo que, a pesar de la Orden Internacional de Detención (OID), no fue hasta al principio de esta semana que lo pudieron pillar.

Pierde el pasaporte y acaba él entre rejas

Según han explicado los Mossos d'Esquadra, este lunes, poco antes de las once y media de la noche, un hombre se presentó en la comisaría de Sants-Montjuïc de la capital, asegurando que no encontraba su pasaporte y quería interponer una denuncia por si se lo habían robado. No había nada en aquellos primeros momentos que indicara que el hombre estaba metido en nada relacionado con el mundo de la delincuencia y el crimen, hasta que no introdujeron sus datos en el sistema y saltó la alerta de la Orden Internacional de Detención por un delito de homicidio.

A finales de diciembre del año 2017, concretamente el día 20, el ahora detenido protagonizó un tiroteo con seis personas más. Desde un coche, abrieron fuego indiscriminadamente entre la gente que se encontraba por las calles del distrito de Mandi Bahauddin de la localidad de Kuthiala Sheikhan de Pakistan. Como resultado de estas acciones, dos personas recibieron heridas incompatibles con la vida y acabaron muriendo poco después en el mismo lugar del tiroteo. La policía de la ciudad pudo identificar a todos los implicados, pero el hombre detenido esta semana por los Mossos consiguió abandonar el país.

Se desconoce si el acusado era consciente de que sobre él pesaba una orden de detención, o si pensaba que en Catalunya estaría fuera de peligro al tratarse de países tan lejanos. Sea como sea, está previsto su extradición a Pakistán, donde será juzgado por un delito de homicidio doloso con arma de fuego.