Los agentes del Seprona de la Guàrdia Civil han encontrado un perro abandonado en una finca de Tortosa (Tarragona), ligado a un árbol, rodeado de sus excrementos y sin acceso a comida. Solo tenía a su disposición un cuenco de agua sucia. Una patrulla de la Benemérita estaba haciendo servicios de protección medioambiental en la zona cuando descubrieron el animal, un cruce de staffordshire terrier, una raza considerada como potencialmente peligrosa según la ley de Bienestar Animal.

El perro presentaba evidentes signos de estar desnutrido, con un peso muy por debajo del óptimo, y no podía moverse con normalidad, ya que la cuerda con la que estaba ligado limitaba su movilidad. Por otra parte, su dueño le había recortado las orejas, una práctica que está prohibida en el estado español desde febrero de 2018 y considerada como "mutilación estética", junto con recortarles la cola.

Abandonado sin comida en un vertedero

Los terrenos donde estaba abandonado se utilizaban como vertedero de residuos. Estaba todo lleno de neumáticos, aparatos eléctricos y mucha chatarra, todo desechado entre los excrementos del animal. El perro se mostró muy temeroso cuando se le acercaron los agentes del Seprona, ladrando e intentando morderlos, sintiéndose amenazado. La Guardia Civil tardó un rato en ganarse su confianza, pero, finalmente, lo consiguieron.

Al tratar de identificarlo con un microchip para determinar quién es el propietario, vieron que no tenía uno homologado. Gracias a diferentes gestiones, pudieron localizar al amo del perro, un vecino de Tortosa que a estas alturas está siendo investigado por un posible delito de maltrato animal por abandono. Las diligencias están siendo instruidas por el Juzgado de Guardia de Tortosa y la Fiscalía de Medio Ambiente. Con respecto al perro, fue evacuado a una clínica veterinaria, y ahora mismo está a disposición de la Autoría Judicial a la espera de ser adoptado.