La Audiencia de Girona ha condenado a 9 años y 9 meses de prisión a la madre que "permitió" que un hombre abusara sexualmente de su hija de 8 años a cambio de dinero o drogas. La sentencia recoge además que la menor convivió con los padres biológicos en Roses (Alt Empordà) el año 2008 y la sometieron a violencia golpeándola con palos, haciéndole quemaduras en los brazos con cigarrillos o rociándole la cabeza con líquido para matar escarabajos. El tribunal también concluye que la madre "vejaba y humillaba constantemente a la pequeña con castigos y palizas" obligándola a comer a gatas en el suelo, haciéndola desfilar en ropa interior o permitiendo que el padre le orinara encima. El calvario no acaba aquí, también la forzaban a presenciar relaciones sexuales.

Abusos sexuales, agresions y vejaciones

El relato de la víctima al juicio fue aterrador y describió el calvario de maltratos, abusos sexuales, humillaciones y vejaciones a lo que la sometieron sus padres biológicos a lo largo del 2008, el único periodo de su vida que vivió con ellos. Entonces tenía entre 7 y 8 años. En el banquillo de los acusados se sentó sólo la madre porque el padre murió antes de que el caso llegara a juicio.

La víctima interpuso la denuncia el año 2017, cuando ya hacía cinco años que vivía de manera permanente con una familia de acogida.

Procesada en el banquillo de los acusados / ACN

Procesada en el banquillo de los acusados / ACN

La sentencia recoge: "Con ánimo de lucrarse a costa de su hija, ya fuera obteniendo dinero o droga, la procesada, incumpliendo gravemente los deberes inherentes a la patria potestad y poniendo en peligro la integridad física de la menor, permitió que un individuo desconocido la desnudara, la tumbara boca abajo y le acariciara todo el cuerpo, en particular el sexo". La investigación no pudo determinar quién era este hombre pero la víctima, que interpreta que el agresor era la jefe de su padre, fue capaz de ubicar su domicilio, describirlo y aportar detalles como el zumo que le daba siempre y que la dejaba aturdida.

La Audiencia remarca que los abusos tuvo lugar "en múltiples ocasiones", aunque no se ha podido acreditar que el desconocido la violara.

Además, los padres también obligaron a la menor a mirar cuando mantenían relaciones sexuales y, al menos en dos ocasiones, la madre la metió dentro de un coche y la hace obligar a presenciar cómo hacía felaciones a un hombre.

Declaración clave del hermano pequeño

El trauma provocado en la niña fue de tal intensidad que al juicio aseguró que los hombres la "repugnan". "Es evidente que la situación en la que fue sometida por sus padres biológicos durante el año 2008 no sólo tiene que haberle dejado una huella profunda es que, como ella misma sostiene y las periciales acreditan, resulta la causa de sus problemas psicológicos sexuales y que no haya tenido un desarrollo normal de la sexualidad", arguye el tribunal.

Para formular el veredicto, la sala tiene en cuenta los informes psicológicos, los médicos que describen las cicatrices que tiene en el cuerpo y, sobre todo, la declaración de su hermano pequeño, que también convivió con los padres en el apartamento de Roses, y que fue capaz de describir las palizas y explicar que a menudo los progenitores dejaban a la niña en casa de un hombre y lo iban a buscar más tarde.

Mossos d'Esquadra - Vehículo

Mossos d'Esquadra vehículo / Mossos d'Esquadra

La fiscalía y la acusación particular pedían 22 años de prisión para la madre pero finalmente la Audiencia le impone 9 años y 9 meses de prisión, por un delito de violencia habitual en el ámbito familiar, cuatro delitos de maltrato de obra en el ámbito doméstico con el agravante de parentesco, un delito continuado de exhibición obscena delante menor de edad con el agravante de parentesco y de un delito de corrupción de menores en concurso ideal con un delito continuado de abuso sexual.

La sentencia también recoge que la acusada "ha sido incapaz de dar una sola razón, al juicio, que pudiera explicar por qué sus dos hijos le podrían imputar hechos tan terribles. "En el juicio se limitó a negar todo y a decir que la niña decía "mentira tras mentira" y que "sólo sé que están intentando averiguar si trabajo y si tengo dinero"

La mujer no podrá acercarse a menos de 500 metros de su hija ni comunicarse con ella durante 20 años y la inhabilitan para ejercer la patria potestad durante 4 años y medio. En concepto de responsabilidad civil, tendrá que indemnizar a la víctima con 30.000 euros.