El mediático juicio en Francia contra Dominique Pélicot por, supuestamente, drogar a su mujer Gisèle durante años para que la violaran otros hombres, saca a relucir nuevos análisis. El hombre de 71 años, que se sienta en el banquillo en Aviñón (Francia) por estos hechos, es un egocéntrico narcisista que tenía un deseo irrefrenable de cumplir sus fantasías sexuales, según ha recogido EFE. Así se desprende del informe presentado este lunes en el juicio por la experta a la que la justicia francesa encargó el análisis psicológico de Dominique, Annabelle Montagne, que insistió en que no presentaba problemas mentales. 

Gisèle Pélicot llega a los tribunales de Aviñón, Francia, donde este lunes se celebra la sexta jornada del juicio contra su marido, Dominique Pélicot / Edgar Sapiña, EFE

Resultados del análisis psicológico del acusado

De hecho, Montagne aseguró que no tenía patologías mentales que le impidieran discernir de lo bueno y lo malo, un punto clave para poderlo considerar penalmente responsable. Dominique tampoco tiene adicciones, que se conozca, más allá del sexo. Este último, además, se ha comprobado por un uso frecuente de contenidos pornográficos y el hecho de que tuviera tendencia al voyeurismo. Es decir, obtener excitación sexual mientras se observa a alguien desprevenido que se está desvistiendo, desnudo o en plena actividad sexual. Deseo que satisfacía, supuestamente, drogando a su mujer Gisèle, también de 71 años, para ser violada por una cincuentena de hombres, de entre 26 y 74 años, en diferentes ocasiones. Estos, no obstante, son los que los investigadores han logrado identificar por el momento, aunque se estima que habría más.

El análisis presentado este lunes destaca también que Dominique concebía a Gisèle como un objeto para cumplir sus necesidades y sus deseos, más que a una persona a la que tenía que respetar. El septuagenario se sienta en el banquillo en la ciudad francesa de Aviñón, junto a los cincuenta hombres identificados que supuestamente abusaron de su mujer después de que él la drogara. Los hechos tuvieron lugar entre 2011 y 2020 en casi un centenar de violaciones, de las que Gisèle no recuerda prácticamente nada al estar bajo los efectos de los estupefacientes. A la víctima le detectaron cuatro enfermedades sexuales transmisibles y, al introducir el ADN de Dominique en las bases policiales, podría estar relacionado con el asesinato de una mujer de 23 años en París en 1991 y con el intento de violación de una joven de 19 años en Villeparisis en 1999. 

Vista de la fachada de tribunales de Aviñón, Francia / Edgar Sapiña, EFE

Defensa de Dominique Pelicot: jubilación y traslado familiar

Por otro lado, el acusado se ha presentado como un padre de familia, dado que tiene tres hijos en común con Gisèle, con la que llevaba cincuenta años casado, y seis nietos, respetado y apreciado. Dominique se definía con un funcionamiento psicoafectivo correcto y con unas relaciones personales estables tanto en su vida privada como profesional. Su abogada, Béatrize Zavarro, ha explicado ante la prensa, según recoge la agencia citada, que hay "una gran dicotomía" en la personalidad de su cliente porque se comportaba como un hombre "servicial, amable, bueno en todos los sentidos" pero también "que se descubre a sí mismo por la noche a través de sus desviaciones". La letrada también ha destacado que la jubilación y el traslado de la familia al sureste de Francia habían debilitado algunas barreras e hicieron aflorar una personalidad oscura que podía tener origen en unos abusos que él mismo sufrió de niño.