Un hombre de 33 años ha ingresado en la prisión por su relación con el asesinato de Anne Morken, una chica noruega de 22 años que el pasado mes de septiembre apareció sin vida en medio de la calle en la entrada de una urbanización Torremolinos. Fueron unos jóvenes que volvían a casa de madrugada los que encontraron el cuerpo al lado de un paso de peatones y alertaron a los servicios de emergencias. En una primera inspección ocular, los agentes de la Policía Nacional desplazados al lugar descubrieron que la víctima hacía horas que había muerto y alguien se había deshecho del cadáver abandonándolo entre dos coches para que no se le pudiera relacionar con la chica.
Aunque habían vaciado el bolso de mano de la chica para dificultar que los investigadores la pudieran identificar, entre la ropa de la joven se localizó una tarjeta de tren que iba a su nombre y que fue muy útil para ponerle nombre y confirmó la identidad con las autoridades noruegas, de donde era originaria. Una vez identificada, los agentes empezaron a recorrer las últimas horas de vida de la chica y comprobaron que su familia hacía dos días que no sabía nada de ella. Según los investigadores pudieron descubrir, la chica había estado la noche anterior al hallazgo de su cadáver de fiesta en el domicilio de dos conocidos en Fuengirola.
Muerta de una sobredosis
Los investigadores de la Policía Nacional pudieron averiguar la identidad de los dos conocidos de la víctima, dos hombres que se dedicaban a traficar con drogas en las zonas de ocio nocturno de la Costa del Sol. Estos individuos invitaron a la chica a ir al piso que los dos compartían y allí le ofrecieron drogas, provocándole una sobredosis que puso fin a su vida. Posteriormente, para que no se les pudiera relacionar con su muerte, se deshicieron del cadáver en Torremolinos y le sacaron todos los objetos personales para dificultar la identificación.
Así pues, después de varios meses de investigación, agentes de la Policía Nacional pudieron detener a uno de los dos hombres, el principal investigado, en un control rutinario en la estación de autobuses de Méndez Álvaro de Madrid. El sospechoso, de 33 años, se disponía a coger un autobús para ir hasta Lisboa, en Portugal, pero los policías detectaron que llevaba documentación falsa y que sobre él pesaba una orden de detención por el asesinato de Anne Morken. Se le acusa de los delitos de homicidio, contra la salud pública, contra la seguridad vial y de falsedad documental. Después de pasar a disposición judicial, ha ingresado en prisión. Con respecto al segundo sospechoso, sigue en paradero desconocido y se le está buscando.