La lucha para acabar con los establecimientos que manipulan y comercializan comida de manera insalubre continúa. Desde tiendas y supermercados a bares y restaurantes, las inspecciones para controlar que se respetan las medidas adecuadas no se detienen y, en alguna ocasión, los inspectores se encuentran situaciones inverosímiles y que pueden suponer un grave riesgo para la salud de las personas. Este es el caso de un restaurante ubicado en el distrito de Sant Andreu de Barcelona, que este lunes recibió la visita de funcionarios de la Agencia Salud Pública de Barcelona (ASPB), junto con agentes de la Guardia Urbana de la capital catalana.

Lleno de suciedad y kilos de comida podrida

Un cliente del establecimiento de restauración fue quien dio la alerta de la situación de insalubridad en que se encontraba e inspectores y policías se desplazaron hasta el local para poder inspeccionarlo y comprobarlo de primera mano. En el restaurante, tal como ha explicado la Guardia Urbana a través de sus perfiles en las redes sociales, se detectó una falta de higiene evidente en las instalaciones y en los utensilios que los cocineros utilizaban para elaborar los platos que después se servían a los clientes, lo que podía suponer un grave peligro para la salud.

Además, si eso no fuera poco, también se constató que la conservación que se hacía de los alimentos era pésima. En este sentido, se descubrió que había unos 30 kilos de comida caducada y podrida no apta para el consumo humano. Todos estos alimentos en mal estado se acabaron destruyendo. Finalmente, ante todas las evidencias que los inspectores y policías descubrieron dentro del restaurante, se ordenó el cese inmediato de la actividad, y los propietarios se vieron obligados a cerrar y bajar las persianas antes que alguno de los clientes acabara intoxicado.