Dos adolescentes, una chica de 15 años y un chico de 16, han sido detenidos por la Policía Nacional acusados de haber propinado una paliza a un vecino del municipio de Ferrol, en La Coruña, después de que este les increpara por hacer ruido a altas horas de la madrugada. La agresión fue tan brutal que el hombre quedó con la cara prácticamente desfigurada, con los dos ojos con moratones y la nariz rota. Los hechos tuvieron lugar el pasado 1 de septiembre alrededor de las cinco y media en la calle de la Magdalena, donde un grupo de jóvenes estaba provocando disturbios, molestando a los vecinos. Valentín, la víctima, les llamó la atención desde la ventana y, como veía que no le hacían caso, les tiró agua.
Los dos menores detenidos este viernes por la Policía Nacional de Ferrol han prestado declaración en comisaría, acompañados de sus padres y un abogado. Los dos son de nacionalidad española y, hasta ahora, no tenían antecedentes. Como son menores de edad, han vuelto a su casa después de ser interrogados, donde están a la espera de ser citados por la Fiscalía de Menores, según ha adelantado La Voz de Galicia. Mientras tanto, los agentes siguen trabajando para poder identificar al resto de adolescentes del grupo que agredió a Valentín, de 58 años, y esperan poder hacer más detenciones en los próximos días.
Forzaron la puerta y lo apalearon en su casa
Aquel domingo, hacia las cinco y media de la madrugada, Valentín se despertó por el ruido que hacía un grupo de adolescentes que se había reunido justo debajo de su casa. Les pidió desde la ventana que bajaran el tono de voz, ya que era muy tarde y estaban molestando a las personas que dormían, pero no le hicieron caso. Hartó de la situación, decidió tirarles agua para ahuyentarlos, sin esperar que las consecuencias fueran tan desproporcionados.
Y es que el grupo forzaron el portal y subieron hasta su piso donde intentaron romper la puerta a patadas. Valentín abrió para intentar tranquilizarlos, y fue entonces que se le tiraron encima y lo agredieron sin piedad. Las imágenes de las cámaras de seguridad del edificio fueron claves para poder identificar a dos de los agresores, que podrían enfrentarse a una condena en un centro cerrado de menores.