Mucha gente cuando ve un producto en el supermercado que vale 1,99 euros lo redondea y dice que vale 2. La creencia generalizada es que aquel céntimo de diferencia es como si no existiera, solo es una estrategia publicitaría para atraer clientes. De hecho, cuando nos devuelven este céntimo de cambio lo metemos en la cartera y allí queda olvidado sin saber qué hacer con él durante mucho tiempo.
Una cosa similar pasa cuando encontramos una de estas monedas en medio de la calle. No le demos valor y la dejamos allí en lugar de agacharnos para recogerla. Demasiado esfuerzo para tan poca recompensa. ¿Pero pasaría si en lugar de una moneda de un céntimo fueran miles de euros? ¿Nos agacharíamos a cogerlos? Pues, aunque sea difícil de creer, podría ser que aquel miserable céntimo al cual no le hemos hecho caso en realidad valga cerca de 50.000 euros.
Una moneda de céntimo por valor de 50.000 euros
No es ningún secreto que en el mundo de la numismática se paga mucho dinero por aquellas monedas especiales que están muy buscadas. No hace falta que sean monedas antiguas o de lugares inhóspitos, también pasa con los euros que hoy en día utilizamos para comprar. Si existen pocos ejemplares de una edición o tienen un error en la fabricación, pueden llegar a valer una auténtica fortuna. Especialmente, si se conservan en muy buen estado y no están sucias y desgastadas.
Una de estas monedas muy buscadas por los coleccionistas es una de 1 céntimo acuñada en el año 2002 en Alemania, por la cual se pueden llegar a pagar unos 50.000 euros en algunas webs especializadas en subastas en línea. Se trata de una edición diseñada por Rolf Lederbogen y que tiene un roble dibujado en su reverso. Además, está fabricada con otro acero y tiene un color diferente de las otras monedas de un céntimo que se fabrican en este país.