Dominique Pelicot ha sido declarado culpable este jueves por el Tribunal Penal de Avinyó de haber drogado y violado su exmujer, Gisèle, durante más de una década. Pelicot, de 72 años, ha recibido la pena máxima para estos casos, es decir, 20 años de prisión. Junto con él, también han sido condenados los 50 hombres que invitó a su casa para mantener relaciones sexuales con la que entonces era su pareja desde hacía medio siglo, que yacía inconsciente en el lecho matrimonial, drogada previamente y ajena a todos los abusos a los que la estaba sometiendo.
El juicio, que empezó el pasado mes de septiembre, se ha convertido en uno de los más mediáticos e impactantes de los últimos años. Aparte de la gravedad del caso, una macroviolación que se alargó desde el 2011 hasta el 2020, también ha llamado la atención que la víctima, Gisèle Pelicot, pidiera que se hiciera a puerta abierta, aseverando que la vergüenza tenía que "cambiar de bando". Para entender este juicio histórico y la sentencia que ha comportado, tenemos que tener en cuenta una serie de claves.
Las claves para entender la sentencia del caso Pelicot
En primer lugar, tenemos que recordar la duración de este juicio: quince semanas, desde el 2 de septiembre hasta este 16 de diciembre. Quince semanas durante las cuales han pasado por el banquillo de los acusados 51 hombres, incluyendo al acusado principal, Dominique Pelicot, de edades -el más joven tiene 27 años, y el mayor, 74- y de contextos y clases sociales -los hay que son bomberos, enfermeros, militares, camioneros, pero también jubilados- de todo tipo. De estas 51 personas, solo dieciséis han pedido disculpas a la víctima y uno de ellos sigue negando su participación, a pesar de la existencia de vídeos en los que se ve claramente que él también violó a Gisèle.
Con respecto a Dominique Pelicot, ha admitido los hechos, ha pedido perdón a su exmujer y a los hijos que tienen en común e incluso ha llegado al punto de destacar el "coraje" que ha exhibido Gisèle a lo largo de todo el proceso. Y es que no debe ser fácil enfrentarse a la realidad de que tu marido, con quien has compartido los últimos 50 años de tu vida, ha estado abusando de ti sistemáticamente, en compañía de decenas de hombres desconocidos -hay, al menos 21 sospechosos más sin identificar- con quienes había contactado por Internet e invitado a tu casa, dándoles vía libre para hacer contigo lo que quisieran, con la única condición de dejar que los grabara. Todos estos hombres tienen familia, hijos, parejas y estaban perfectamente integrados en la sociedad, lejos del perfil de violador desequilibrado que vive en el imaginario colectivo. Incluso Dominique Pelicot fue descrito por su exmujer como una persona "genial", buen marido, padre y abuelo.
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Entre la cincuentena de hombres declarados culpables este jueves, destaca la figura de Jean-Pierre M., considerado el "discípulo" de Pelicot; es lo único de los condenados que no violó a Gisèle, sino a su propia mujer, haciendo uso de los mismos ansiolíticos que utilizaba Pelicot para incapacitar a su mujer. De hecho, Pelicot participó de las agresiones sexuales a la mujer de su aprendiz a quien grabaron y fotografiaron mientras abusaban de ella, al menos, en doce ocasiones, como hacían con Gisèle.
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Todo se descubrió por un delito sexual ajeno a las violaciones
Durante más de diez años, los más de 50 hombres involucrados mantuvieron estas macroviolaciones sistemáticas en secreto. No obstante, los impulsos sexuales de Pelicot les ha acabado costando la libertad a todos los identificados. Y es que en septiembre del 2020, la policía francesa lo pilló para grabar bajo la falda de una mujer en un supermercado. Durante el vaciado de su ordenador, los agentes no daban crédito: había miles de vídeos y fotografías que inmortalizaban a Pelicot y decenas de hombres más mientras violaban a Gisèle.
La misma Gisèle no sabía nada, de estas agresiones. Cuando la llamaron a comisaría y le enseñaron los archivos, en un primer momento no se reconoció. Después de eso, no compartió espacio con su exmarido hasta el comienzo del juicio, el pasado septiembre. Y, a pesar del abismal shock que todo le provocó, Gisèle se ha mostrado resiliente y con una determinación admirable. Ha decidido prescindir del anonimato y abrir las puertas del tribunal a los periodistas, aunque no hay ninguna fotografía de su exmarido, Dominique. Al cierre del juicio, Gisèle ha vuelto a adoptar su nombre de soltera, vive alejada de Mazan y acude periódicamente a una psiquiatra para procesar el trauma, aunque no toma medicamentos; se niega a ingerir ningún tipo de sustancia.