La Policía Nacional ha detenido a una sesentena de personas por su implicación en un entramado criminal que estafaba gente a través de WhatsApp haciéndose pasar por sus hijos. Los delincuentes inventaban una excusa para justificar haber contactado con los padres desde un número de teléfono diferente, y les pedían grandes cantidades de dinero para cubrir una emergencia. Para hacer más creíble la estafa, investigaban la vida de los jóvenes a través de las redes sociales, cuya identidad suplantaban posteriormente.
Los detenidos se han hecho en municipios de Barcelona y Girona, y también se ha registrado un local de Granollers. Según los investigadores, los estafadores habrían obtenido un beneficio de 460.000 euros recibidos por transferencia bancaria de parte de las víctimas, que pensaban que estaban enviando dinero a sus hijos. En la investigación ha intervenido un grupo antifraude de una entidad bancaria, después de recibir numerosas denuncias de víctimas de todo el Estado.
Se informaban bien de la vida de los hijos de las víctimas antes de cometer las estafas
Los estafadores buscaban víctimas con hijos que estuvieran viviendo fuera de casa, preferiblemente en el extranjero. Se informaban muy bien de la vida y de la manera de hablar de los jóvenes, a quienes buscaban en las redes sociales, para hacer más creíble el engaño a la hora de contactar con los padres. El siguiente paso era enviar un mensaje de WhatsApp pidiendo el dinero urgentemente, que las víctimas tenían que ingresar a un número de cuenta que les facilitaban los criminales.
Entre los 59 detenidos hay cinco que pertenecen a la cúpula de la organización, y también han podido pillar a supervisores y captadores. Los delincuentes contaban con la ayuda de jóvenes de entre 20 y 30 años que eran los encargados de hacer las estafas y recibir las transferencias a cambio de un porcentaje del dinero defraudado.
El cuerpo policial apela a la prevención por parte de los ciudadanos para evitar este tipo de delitos y recomienda intentar contactar con los hijos a través de una llamada. Si eso no es posible, preguntar a un familiar o amigo. También pide sospechar del lenguaje o expresiones de la persona que escribe.