Una negligencia médica ha acabado de forma mortal en Venezuela. Un hombre de 59 años era operado de una enfermedad llamada diverticulitis inflamatoria y días después empezaba a encontrarse mal y a tener problemas al respirar, al comer y al ir al baño, pero cuando descubrieron el problema ya era demasiado tarde. Los cirujanos que le habían intervenido habían dejado unas tijeras en el interior del estómago, que intentaron arreglar con una nueva operación que no consiguió salvarle la vida.

Le dejan unas tijeras en el estómago durante una operación

Así lo ha detallado al medio Noticia al Día la hija de la víctima, Isamar Chávez, que ha explicado que la operación que le costó la vida fue supuestamente bien: “No necesitó intubación, ni unidad de cuidados intensivos, sino que una vez operado lo pasaron a la habitación”. Sin embargo, tras varias horas en planta, su padre, Iván Chávez, de 59 años, empezó a notar fuertes dolores y notaba cómo le faltaba el aire cuando comía, además de molestias al ir al baño. 

Una negligencia en una cirugía ha acabado con la vida de un hombre / Pixabay

Los médicos, ante estos dolores, procedieron a hacerle varios lavados de estómago, pero no percibieron la brutal negligencia que le costó la vida al hombre. Finalmente, tras varios días, le hicieron una radiografía y vieron que tenía unas tijeras dentro del estómago, que se habían quedado ahí tras la intervención para tratar la diverticulitis inflamatoria que padecía. Esta enfermedad afecta a unos pequeños sacos que se forman en el colon y genera obstrucción intestinal o agujeros que conectan con otros órganos y zonas como la vejiga u otros intestinos.

Una negligencia médica acaba de forma fatal

Al darse cuenta del problema, el equipo médico decidió operar de nuevo a Iván para extraerle las tijeras, quedando satisfechos con la operación. Sin embargo, cinco días más tarde, la víctima moría a causa de la primera negligencia, que ahora su familia ha denunciado. Según el relato de sus seres queridos, aseguran que estaban en contra de la segunda operación, y reclaman que no se prepararon adecuadamente, teniendo en cuenta que era “un paciente renal de mucho riesgo”.

Recientemente, otro caso negligente se hacía público tras la denuncia de una joven, que se sometió a un tratamiento estético tras el embarazo, con la intención de recuperar su figura y tener el vientre plano después de tener a uno de sus hijos. Emma Bestall, una madre inglesa de 34 años, hacía público su caso para advertir a otras personas sobre los riesgos de ese tipo de operaciones, que ella realizó en un país del este de Europa y que le dejó un agujero en la barriga.

Emma Bestall advierte sobre los riesgos de las operaciones estéticas / Cedida

Ella misma relataba: "tan pronto como me desperté, no podía creer lo que me había hecho. Me dolía tanto que no podía caminar ni ir al baño. Me desperté en agonía y lloré hasta que me dieron morfina". Además, admitía que no se atrevió a mirarse el abdomen en una semana y media, ni siquiera cuando le hacían las curas, porque "no podía soportar". Poco después de recibir el alta en la clínica, Bestall volvió a Reino Unido, pero diez días más tarde se dio cuenta de que algo no iba bien. Pese a limpiar y curar la herida según las instrucciones, empezó a notar que se infectaba, traspasando los vendajes, por lo que tuvo que ir directamente a urgencias, desde donde fue trasladada al hospital de la ciudad de Nottingham. Allí, los médicos tuvieron que abrirle tanto la barriga que necesitaron piel del muslo para cubrir el agujero.