Una extrabajadora de Amazon se hizo rica trabajando con Jeff Bezos. El empresario millonario le preguntó cuántos vidrios tenía la ciudad de Seattle. Ha sido ella misma quien ha explicado con todo tipo de detalles cómo fue la surrealista entrevista.
Ann Hiatt es una famosa empresaria que empezó trabajando en Amazon
La protagonista de esta noticia, que se ha hecho viral en las redes sociales, es Ann Hiatt, una famosa empresaria que empezó a trabajar por Amazon en sus inicios. Se trata de una mujer con más de 15 años de experiencia en Silicon Valley.
Muchos de sus amigos especialistas en tecnología le dijeron que estaba trabajando en Amazon y que se estaban ganando muy bien la vida. Por este mismo motivo, decidió probar suerte y se presentó en una entrevista de trabajo.
No obstante, al principio, no tenía muchas esperanzas en que la contrataran y, al cabo de pocos días, le llamaron para hacerle una entrevista de asistente junior de Jezz Bezos. De hecho, la misma Hiatt ha confesado que no tenía ni experiencia ni estudios trabajando con directores ejecutivos, según explica la empresaria a CNB.
La primera parte de la entrevista: 24 horas casi a oscuras
La primera parte de la entrevista fue muy larga: duraba casi un día entero y estaba en un espacio donde casi no había luz. Cuando acabó esta fase, le dijeron que le llamarían, pero fueron pasando los meses y no lo hicieron.
Cuando ya había perdido la esperanza, de sopetón, llegó la llamada que tanto esperaba. Le dijeron que faltaba la última fase del proceso de selección y la citaron para hacerla. Lo que no imaginaba Hiatt era que esta última entrevista sería con ni más ni menos que Jeff Bezos, el máximo responsable de Amazon.
¿Cuántos vidrios hay en la ciudad de Seattle?
Bezos le hizo dos preguntas que fueron clave para contratarla. La primera fue muy extraña: le preguntó cuántos vidrios había en Seattle, una ciudad de los Estados Unidos. El director de Amazon le hizo esta surrealista pregunta para ver su capacidad de resolución de conflictos y, después de 10 minutos, consiguió responderla basando su cálculo en el número de habitantes de la ciudad y la cantidad de cosas de vidrio que podrían tener, incluidas las casas, las escuelas, las ventanas del coche, entre muchas otras cosas.
La segunda pregunta fue más normal: le preguntaron cuáles eran sus objetivos profesionales y, finalmente, la contrató. Con el paso de los años, se acabó convirtiendo en la mano derecha de Bezos. Gracias a su experiencia en esta empresa millonaria, ha conseguido convertirse en una de las consultoras de CEO más reconocidas en el ámbito internacional.