Máxima tensión en un rescate a contrarreloj en Roses este lunes por la noche. Alrededor de las once menos cuarto, una vecina del municipio se empezó a preocupar porque su hijo, un chico de 19 años, no volvía a casa después de cenar. Pensando que quizás le podía haber pasado alguna cosa mala, alertó de los hechos a las fuerzas policiales y se puso en marcha rápidamente un dispositivo de búsqueda por la zona con efectivos de los Mossos d'Esquadra y de la Policía Local de Roses.

En un primer momento, ninguno de los dos cuerpos policiales encontró ningún rastro que indicara dónde podía estar el joven, hasta que unos paseantes aseguraron que lo habían visto cerca del espigón. Además, estos testigos explicaron a los agentes de la policía catalana que precisamente habían alertado al chico que caminar por el espigón como estaba haciendo era muy peligroso, porque había muy mala mar y las olas eran muy grandes. A pesar de eso, el joven no les hizo caso y siguió andando en dirección al mar. Fue en estos momentos cuando los agentes de los dos cuerpos policiales empezaron a oír unos gritos que pedían ayuda desde el agua.

El joven tuvo que ser rescatado del agua a punto de ahogarse

Al mirar mar adentro, a pesar de la oscuridad que había a aquellas horas de la noche, vieron al chico vestido dentro del agua intentar hacer lo imposible para mantenerse en la superficie, pero cada vez se estaba hundiendo más y el fuerte oleaje lo engullía. Dos agentes de los Mossos se metieron en el agua sin pensarlo y fueron hacia la víctima, seguido de un agente de la Policía Local que llevaba un flotador para que el joven se pudiera agarrar. Finalmente, los policías pudieron rescatar al chico y sacarlo del agua. El joven fue atendido por los servicios sanitarios y, afortunadamente, a pesar de estar a punto de morir ahogado, todo quedó en un susto.