"¿Si lo volvería hacer? Seguro". Con estas palabras, Michele Dal Forno, un joven de 21 años y repartidor a domicilio, asume sus actos después del ataque recibido. El pasado sábado, en Verona, un chico de 16 años le atacó con un cuchillo, dejándole graves secuelas en el rostro. Dal Forno pretendía ayudar a una adolescente. Discutía con el agresor, que no se tomó muy bien el intento de Dal Forno de apaciguar la discusión. Sacó su arma y le apuñaló en la cara. En el hospital, 60 puntos de sutura.
Acuchillado por defender a una chica en la calle
“Acababa de entregar las pizzas en un apartamento”, cuenta el joven en el Correre."Debían ser las 8:30 de la noche. Escuché voces y me fijé en una niña, a la que sólo conozco de vista, discutiendo con dos adolescentes bastante amenazantes, que le gritaban”. Decidió intervenir: “No podía irme. Me acerqué, la saludé y le pregunté si necesitaba ayuda. Ella respondió que todo estaba bien pero que obviamente estaba muy asustada. Uno de los dos chicos se acercó a mí y empezó a dar vueltas a mi alrededor, insultándome y repitiendo que tenía que volver a entregar las pizzas y ocuparme de mis propios asuntos”. El repartidor se quedó quieto, sin reaccionar. “Solo le pregunté qué miraba. La chica lloraba y les rogaba que me dejaran en paz. Quizás ya había entendido cómo terminaría...”, relata. En ese momento otro joven, de ascendencia albanesa, se le acercó con las manos en los bolsillos y le dijo a su amigo que él se encargaba. Cuando estaba a un metro de distancia, sacó el cuchillo y le cortó la cara. “Todo fue muy rápido, ni siquiera tuve tiempo de darme cuenta de que estaba armado”, lamenta Dal Forno.
Los dos chicos huyeron inmediatamente. El repartidor quedó con el rostro ensangrentado y le preguntó a la chica "quiénes eran esos dos, me respondió que temía que la mataran si me lo revelaba".
60 puntos de sutura
La policía localizó al agresor y lo detuvo por cargos de lesiones muy graves. Ahora está en la prisión de menores de Treviso.
Mientras, Dal Forno trata de sobreponerse a la situación. “Creo que se necesitaron unos sesenta puntos. También me cortó un pedazo de la nariz y los médicos dicen que la cicatriz quedará pero que la cirugía, hoy en día, puede hacer grandes cosas. Eso espero...”, dice ahora.
Dal Forno vive en Verona (Itàlia) y se graduará en unos meses. Desde hace algunos años, trabaja por las noches realizando entregas a domicilio para la pizzería Oasi Gourmet. El sábado pasado intervino en una discusión para defender a una joven y acabó malherido. “No me siento un superhéroe pero sé que lo volvería a hacer: si la persona más débil tiene dificultades, lo correcto es intervenir”, insiste.