Acción directa en el barrio de la Marina de Port, bajo Montjuïc, en Barcelona, para expulsar a un grupo de jóvenes magrebíes que, de manera ilegal, habían ocupado uno de los pisos de Can Clos. Los vecinos, hartos y tras relacionarlos con varios robos violentos en la zona, dijeron basta y, desconfiando de la policía y la justicia, decidieron actuar por su cuenta. Entraron en el piso ocupado, echaron a los okupas y realizaron una mudanza exprés: lanzaron los objetos de los supuestos ladrones por el balcón, desde un séptimo piso, directamente a la calle.
Según ha podido saber ElCaso.com, aunque en esta zona de Can Clos no se había registrado ningún incidente similar, en los últimos días, y desde la llegada de estos okupas, se habían disparado los robos violentos, algunos también a personas mayores del barrio, lo que hizo escalar la tensión, con incidentes de baja intensidad y otros más subidos de tono, sobre todo relacionados con esta ocupación. La policía catalana ya había iniciado gestiones para poder desalojarlos, y estaba pendiente la ejecución del desahucio del piso ocupado, que es propiedad del Institut Municipal de l’Habitatge i la Rehabilitació —por tanto, público—, pero no llegaron a tiempo. Los tempos oficiales, muchas veces, no van al mismo ritmo que las necesidades de los ciudadanos.
Tras un robo que, supuestamente, cometieron los jóvenes magrebíes que vivían en este piso, una turba vecinal, sobre todo formada por personas de etnia gitana, reaccionó de manera contundente, accedió al piso y se tomó la justicia por su mano. Expulsaron a los cinco okupas y limpiaron el piso lanzando sus pertenencias por el balcón. Las imágenes grabadas por los vecinos así lo confirman. Ropa, colchones y algún mueble cayeron y se destrozaron en el suelo.
Protegidos por los Mossos
Los Mossos, que tuvieron conocimiento del incidente, se desplegaron en la zona para extraer a los jóvenes antes de que fuera demasiado tarde, y les ofrecieron protección en la comisaría. El desahucio, sin embargo, fue efectivo. El Institut Municipal de l’Habitatge i la Rehabilitació del Ajuntament de Barcelona ha recuperado el control del piso y ya lo ha tapiado con puertas de seguridad para evitar que los okupas que habían alterado la tranquilidad de este barrio regresen. Fuentes policiales aseguran a ElCaso.com que ahora, sin los ladrones —a quienes no se ha vuelto a ver por la zona—, el barrio ha recuperado la tranquilidad. El mensaje de los vecinos ha sido claro. Más de uno ha tomado nota.