Escenas forenses de series como CSI aplicadas al mundo animal, aunque hasta ahora podían parecer ciencia ficción, son cada vez más reales y habitual en nuestro día a día. Si en el municipio madrileño de Alcalá de Henares analizan el ADN de las cacas de perros no recogidas para multar a los propietarios con sanciones de 3.000 euros, en la localidad de La Parrilla, en Valladolid, unas pruebas genéticas a ocho cachorros lanzados vivos a un contenedor de basura ha permitido identificar a la persona que los había abandonado de esta manera tan cruel.
Tirados vivos a un contenedor de basura en Valladolid
Los hechos tuvieron lugar el pasado 14 de noviembre cuando un hombre que se encontraba paseando su perro oyó lo que parecía ser los aullidos de unos perros que provenían del interior de un contenedor de la basura. Al levantar la tapa para comprobarlo, el peatón descubrió ocho cachorros recién nacidos dentro de una bolsa de plástico. En aquellos momentos tres de ellos ya estaban muertos, pero los otros cinco todavía seguían con vida. El hombre cogió los animales y los llevó a una clínica veterinaria para que recibieran atención médica, pero ya era demasiado tarde y todos los cachorros acabaron muriendo sin que se pudiera hacer nada para salvarles.
Los hechos fueron denunciados a la Guardia Civil y desde el Seprona consultaron la base del SIACYL en la cual se encuentra el registro de animales. De esta manera, después de coger varias muestras de ADN de los cachorros muertos, los investigadores pudieron averiguar el número de posibles madres con las cuales el perfil genético concordaba. Tras estudiar las diferentes muestras y hacer las correspondientes comparaciones entre ellas, se pudo determinar quién era la madre de los perros tirados a la basura. Así pues, la Guardia Civil ha imputado un delito de maltrato animal al propietario de la perra con quien concordaba el perfil genético de los cachorros muertos.