La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a diez años de cárcel a un acusado de intentar matar, en julio de 2020, a un okupa por dejar que su perro entrara en su parcela en Puente de Vallecas. Así consta en una sentencia, a la que tuvo acceso Europa Press, en la que se condena a Joaquín J. J. como autor de un delito de incendio con peligro para la vida o la integridad de las personas en concurso medial con un delito de homicidio en grado de tentativa.
El acusado deberá indemnizar a Aitor P. C., en la cantidad de 86.358,67 euros por un concepto de responsabilidad civil, con aplicación de los intereses legales del artículo 976 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. El fiscal solicitó en el juicio 17 años de prisión para el encausado por un delito de incendio y otro de asesinato en grado de tentativa. Además, reclamaba una indemnización de 300.000 euros para la persona que resultó herida por las lesiones y secuelas padecidas.
¿Qué ocurrió?
En su declaración, el acusado negó que quisiera matarle si bien admitió que prendió fuego a la manta después de que el perro de su vecino entrara en su parcela. Según el relato de la Fiscalía, durante la madrugada del 28 de julio de 2020 el acusado inició una discusión con A. P. C. a raíz de que éste hubiera dejado entrar a su perro en una parcela que era de su propiedad.
Posteriormente, J. J. J. se dirigió sobre las 02:15 horas al edificio abandonado sito en la avenida de la Albufera, donde se hallaba durmiendo su vecino junto a una cama situada en la primera planta. Una vez allí, el acusado cogió un mechero y "prendió fuego a la manta donde se hallaba tumbado y tapado" A. P. C., lo que motivo que ardieran todas sus pertenencias.
A continuación huyó del lugar mientras el fuego se propagaba "rápidamente" por el edificio. "Tras ello, añade el escrito de acusación, el procesado regresó a la chabola en la cual residía junto a su familia, la cual se hallaba a escasos metros de la nave abandonada".
A su vez, A. P. C. logró salir de la nave para acudir a una fuente cercana "donde se metió dentro con el fin de paliar sus dolores, siendo atendido inmediatamente por los facultativos que acudieron al lugar".
Las consecuencias del ataque
A consecuencia de estos hechos la persona herida sufrió quemaduras en el 43% de la superficie cutánea, perjuicio estético importante, trastorno de estrés postraumático, y limitación de los últimos grafos de la extensión del codo.
La Fiscalía, además, recuerda que en el momento de su detención el acusado espetó a los funcionarios policiales: "yo a esos okupas los tengo que echar de aquí por las buenas o por las malas". También declaró que lo que indignó al vecino fue que sus hijos son alérgicos a los perros y por eso se enfadó y decidió atacar al propietario del animal. Por último, acusó a la víctima de estar "borracho y drogado" cuando el can se coló en su parcela.