Un operativo de la Guardia Civil en Calafell, en el Baix Penedès (Tarragona), para inspeccionar locales donde se vendía CBD de forma legal, ha permitido destapar un establecimiento que, en realidad, no era lo que decía. En el dispositivo, que se llevó a cabo el pasado miércoles, 18 de junio, se hicieron inspecciones en varias tiendas, con efectivos del cuartel del Vendrell y agentes de la Patrulla Fiscal y de Fronteras (PAFIF) de Cambrils. En uno de los establecimientos, sin embargo, más allá del cáñamo que tenían autorización para vender, también se encontraron varios tarros con sustancias estupefacientes que no se pueden comercializar de manera legal.
Los agentes hicieron las comprobaciones oportunas y confirmaron que se trataba de dieciséis kilos de cogollos de marihuana y 652 gramos de hachís. Además, también se encontraron 52 porros ya liados. Todo con un valor en el mercado de 51.446 euros. Ante este hallazgo, la droga quedó confiscada y, junto con las diligencias policiales que se instruyeron, fue entregada al juzgado de instrucción en funciones de guardia del Vendrell. En estos momentos, la investigación por parte de la Guardia Civil sigue en marcha con el fin de intentar aclarar los hechos y saber de dónde ha salido la droga.
Solo tenía permitido la venta de CBD
El local inspeccionado en Calafell solo tenía permitido la venta de cannabidiol (CBD), una sustancia que se extrae de la planta cannabis sativa y que, al contrario que la marihuana, a pesar de tener la misma apariencia, no tiene efectos psicotrópicos y su comercialización es legal. De hecho, su uso medicinal para el tratamiento de varias enfermas está aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos. En el caso del establecimiento de Calafell, sin embargo, aprovechaba el hecho de poder vender esta sustancia para vender otras ilegales.