Cada vez los narcotraficantes se las ingenian más para intentar que la droga pase tan desapercibida como sea posible en el momento de viajar de un país a otro para que no sea detectada por los controles fronterizos. Muchas veces va escondida entre los productos de un cargamento, pero hay veces en las cuales los delincuentes optan por introducir la sustancia dentro de los objetos o, incluso, darle la forma para que parezca cualquier cosa menos droga. En ocasiones, sin embargo, eso no es suficiente y los cuerpos policiales de los controles fronterizos, que ya se saben estas estrategias, los acaban pillando igualmente. Eso es lo que ha pasado en el aeropuerto del Prat, donde la Guardia Civil ha descubierto que dos sillas de montar a caballo en realidad no eran lo que parecía.
Dos sillas de montar a caballo rellenas de marihuana
El pasado 15 de noviembre, efectivos de la Unidad de Análisis y Riesgo (ULAR), formada por la Guardia Civil y la Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, inspeccionaron un paquete proveniente de la localidad ecuatoriana de Quito que había llegado a los almacenes de una empresa de transportes del aeropuerto del Prat. Los agentes, sin embargo, detectaron varias anomalías en el paquete, que contenía dos monturas de caballos, y decidieron hacer una revisión más detallada. Perforaron una de las dos sillas de montar, de color negro, con una máquina de agujerear y del interior salió una sustancia polvorienta de color marrón.
Se hicieron las pruebas correspondientes para determinar de qué sustancia se trataba y los resultados determinaron que era cocaína. Las dos sillas para montar a caballo contenían cerca de diez kilos de esta droga. Con la autorización judicial, la Guardia Civil supervisó la droga y se hizo una entrega controlada con el fin de intentar saber quiénes eran los destinatarios. Así, el pasado 12 de diciembre, se pudo detener a dos hombres colombianos de 22 y 25 años, acusados de un delito contra la salud pública por tráfico de drogas.