Cuando una persona cuenta con un amplio historial delictivo ya no puede pasar desapercibido por los cuerpos policiales. Eso es lo que le ha pasado a un narcotraficante, quien ha acabado en prisión después de que los antecedentes que tenía en sus espaldas lo acabaran dejando al descubierto ante la Guardia Civil. Todo pasó en un control que la Patrulla Fiscal y de Fronteras de la Guardia Civil hace de vez en cuando en el área de servicio Baix Ebre de la AP-7, en el término municipal de Camarles (Tarragona). Los agentes pararon a un vehículo y, al identificar el conductor, se levantaron todas las sospechas al ver que ya lo habían detenido varias veces por delitos contra la salud pública.

Antecedentes, nervios y un fuerte olor de hachís

Así pues, sospechando que pudiera estar transportando droga, los agentes empezaron a hablar con él, pero el hombre, que se mostraba en actitud nerviosa, no dejaba de contradecirse. Finalmente, se decidió hacer una inspección del vehículo y ya notaron rápidamente un fuerte olor de hachís. Por este motivo, se hizo un registro más en detalle y se encontró un doble fondo escondido. El compartimento era manipulable con un mecanismo hidráulico oculto que activaba una palanca que hacía que se abriera. En el interior, detrás de un panel metálico, había una gran cantidad de paquetes perfectamente embalados que olían mucho a hachís.

Ante el hallazgo, el conductor del vehículo quedó detenido por un delito contra la salud pública por tráfico de drogas. Los paquetes fueron decomisados por la Guardia Civil y se pudo establecer que había 79 kilos de hachís, que en el mercado ilegal tendría un valor de 143.000 euros. En mercados extranjeros, sobre todo en el centro y norte de Europa, sin embargo, esta cifra podría llegar a duplicarse. Tanto el hombre, de quien no se ha facilitado ni edad ni nacionalidad, como la sustancia estupefaciente fueron entregados al juzgado en funciones de guardia de Tortosa, que decretó el ingreso en prisión del conductor.