Una niña de ocho años se ha pasado prácticamente toda su vida encerrada con llave en una habitación en casa de sus abuelos, en la población alemana de Attendorn, cerca de Colonia. La policía cree que la pequeña fue secuestrada por su propia madre, quien podría enfrentarse hasta diez años de prisión por encarcelamiento ilegal y maltrato de menores.
Las circunstancias del secuestro no están nada claras. La madre y los abuelos de la niña han sido detenidos por la policía local, pero se han negado a responder a cualquier pregunta durante el interrogatorio. Sólo se sabe que en el año 2015 la madre informó de que se marchaba a vivir con su hija, en ese entonces sólo un bebé, a la región de Calabria, en Italia. Este traslado nunca se llevó a cabo. En vez de eso, la mujer se mudó al domicilio de sus padres, donde encerró a la pequeña en una habitación y ya no la dejó salir.
El padre encontró una nota en el parabrisas del coche
Todo eso ocurrió cuando la pequeña tenía unos seis meses. El padre de la niña, que se había separado de la madre antes de que naciera, informó a las autoridades de que encontró una nota enganchada en el parabrisas de su coche en el cual se le informaba de la intención de su expareja de irse a Italia con la hija. No obstante, asegura que las vio en un par de ocasiones después de la supuesta mudanza al extranjero, y alertó a la policía. En aquel momento se interrogó a los abuelos maternos, pero dijeron que las dos residían en Italia.
La policía empezó una nueva investigación este verano, después de que vecinos de la zona les alertaran de los rumores de que la niña estaba secuestrada en casa de sus abuelos. Entonces se interrogó a la familia de la madre, y supieron que ésta nunca había vivido en Italia, ya que siempre llamaba desde un teléfono fijo alemán. Después de confirmar esta información con la policía italiana, se emitió una orden judicial que permitía a los agentes investigar en el domicilio de los abuelos maternos, dónde encontraron a la niña encerrada.
La pequeña parece estar bien
Después de la liberación, la niña fue trasladada a un hospital donde fue examinada. Según los médicos, no presenta signos de maltrato o malnutrición, puede hablar y andar, pero esto último le cuesta más si tiene que superar algún obstáculo como subir las escaleras. No obstante, confesó que nunca había viajado en un coche ni había visto un bosque. Tanto la madre como los abuelos se encuentran bajo investigación policial.