Los traficantes de drogas hacen todo lo posible para pasar desapercibidos y también para dificultarle el trabajo a los policías en caso de ser atrapados. Algunos deciden esconder la mercancía dentro de cajas de cereales o envolverlos en papel de chocolatinas. Otros, sin embargo, buscan lugares más inusuales, como el interior de sus zapatillas deportivas, latas de refrescos o, incluso, potes de desodorante. Eso mismo es lo que hizo uno de estos camellos que rondan por Barcelona traficando con todo tipo de drogas -la más habitual, marihuana, pero también cocaína, heroína o MDMA- y que fue pillado por la Guàrdia Urbana de la capital catalana el domingo pasado.
Comete una infracción de tráfico y encuentran que tenía droga incluso en las zapatillas deportivas
Unos agentes de la Guàrdia Urbana de Barcelona que patrullaban por las calles del distrito del Eixample este fin de semana pararon a un motorista que acababa de cometer una infracción de tráfico justo delante de ellos. Cuando se acercaron, el hombre exhibió un estado de nerviosismo que no cuadraba con la magnitud de la situación -al fin y al cabo, solo estaba ante una multa y posible pérdida de los puntos del carnet de conducir- por lo que los policías decidieron registrarlo de manera exhaustiva.
La sorpresa de los agentes fue mayúscula cuando, entre sus pertenencias, y escondidos en sitios completamente absurdos, le encontraron 140 gramos de cocaína, 600 centilitros de éxtasis líquido, 453 gramos de setas alucinógenas y 83 gramos de MDMA, aparte de 3.000 euros en efectivo, indudablemente provenientes de su actividad delictiva. Para esconder toda esta droga, el hombre había pensado que el mejor sitio serían dentro de sus zapatillas deportivas, en una lata de refresco y en un tarro de desodorante. Desgraciadamente para él, el ingenio de los agentes de la Guàrdia Urbana no falló y quedó detenido por un supuesto delito contra la salud pública.