El asesinato de Asunta Basterra Porto a manos de sus padres adoptivos cuando tenía solo 12 años, en el 2013, conmocionó a todo el Estado español. El estreno en Netflix, el pasado 26 de abril de la serie El caso Asunta ha removido el mar de incógnitas que todavía ahora rodean el crimen, sin resolver ninguna, más bien explicando una historia que "no respeta los hechos probados" según ha sentenciado José Antonio Vázquez Taín, el juez que instruyó el caso y quien, según él mismo, aparece retratado como un "prevaricador".

"La serie me ha decepcionado muchísimo. Estoy tremendamente triste", ha confesado en una entrevista a El Confidencial. La imagen que han pintado de él los guionistas lo retrata como un magistrado dispuesto a hacer cualquier cosa para hacer encajar los hechos en su teoría, incluso manipular a un testigo. "Se busca el morbo y se olvida a la víctima. Dos adultos se confabulan contra su hija, pero la culpa es del juez", ha añadido. Además, considera que El caso Asunta no se ajusta a la realidad con respecto al funcionamiento de la justicia española, dando una imagen "muy mala" de cara al extranjero.

Incógnitas sin resolver más de una década después del crimen

El juez Taín consideró probado que los padres adoptivos de Asunta, Rosario y Alfonso, la drogaron con Orfidal y la ahogaron. Su cuerpo apareció el 22 de septiembre del 2013 en el arcén de un camino del municipio de Teo, a solo 16 kilómetros de Santiago de Compostela. Durante el juicio, las pruebas contra el matrimonio los acabaron condenando a dieciocho años de prisión. La madre, Rosario, había sido la autora material de la muerte de la pequeña Asunta, mientras que el padre, Alfonso, planeó todo el crimen. Rosario se suicidó el año 2020 colgándose en su celda y Alfonso continúa todavía entre rejas.