Lleida aún está conmocionada por el asesinato a tiros de un hombre en medio de la calle a manos de su suegro (en la foto, con camisa blanca). Eran poco antes de las dos y media de la tarde del pasado miércoles cuando la víctima, Víctor S., un agente de los Mossos d'Esquadra de la comisaría de Mollerussa, acababa de dejar a sus hijas en la escuela y volvía hacia casa. Su suegro, de 78 años, lo estaba esperando y le disparó varios tiros que acabaron con su vida. Con la víctima muerta en el suelo, su verdugo cogió el teléfono e hizo dos llamadas: al 112 para confesar el crimen y a su hija para decirle que acababa de matar a su marido. Acto seguido, se quedó esperando al lado del cadáver a que los Mossos vinieran a detenerlo.
Una venganza y un crimen planificado
La Divisió d'Investigació Criminal (DIC) de Ponent de los Mossos se hizo cargo del caso para esclarecer qué se escondía detrás del crimen y qué motivos tenía el hombre para matar a su yerno. Aunque en un primer momento se contempló la posibilidad de un problema psiquiátrico, ya que el hombre había estado ingresado en el Hospital de Santa Maria de Lleida, el paso de las horas fue descartando esta opción y apuntó hacia un posible conflicto familiar. El hombre, que es muy violento y tiene actitudes machistas, según explican quienes lo conocen, no tenía trato con su hija y su yerno, que no le dejaban ver a sus nietas, dos niñas de 9 y 14 años, lo que habría motivado el crimen.
Fue todo un homicidio premeditado y a sangre fría para vengarse. El hombre, Antonio, estudió todos los pasos que daba su yerno cuando iba a dejar a las niñas en la escuela. Este miércoles decidió que sería el día. Cogió su revólver, que tenía por una licencia de tiro deportivo, y lo metió en una bolsa de supermercado junto con una sábana. A continuación, se fue a buscar al marido de su hija y, en medio de la calle Doctora Castells de Lleida, en el barrio de Cappont, le disparó hasta ocho tiros con el arma de fuego. Para asegurarse de que estaba muerto, aún le disparó un noveno en la cabeza para rematarlo.
Acto seguido, el hombre tapó el cadáver de su yerno con la sábana que llevaba en la bolsa, volvió a guardar el arma y realizó dos llamadas por teléfono. La primera, a su hija para decirle que acababa de matar a su marido. La segunda, al teléfono de emergencias 112 para confesar el crimen. Cuando las primeras patrullas de los Mossos llegaron al lugar, solo dos minutos después, el hombre les dijo que él era el autor del crimen. Les entregó su DNI y el revólver que tenía en la bolsa, se puso de espaldas y dejó que lo detuvieran sin oponer resistencia. Tal era el punto de planificación que incluso había cogido el cepillo de dientes y un peine para cuando los tuviera que usar después de que lo detuvieran.

En los calabozos a la espera de ser entregado al juez
Los agentes trasladaron al hombre a la comisaría de los Mossos de Lleida, donde se acogió a su derecho a no declarar, y este jueves por la mañana presenció el registro de su domicilio, situado en el mismo barrio donde se produjeron los hechos. Este viernes los investigadores de la policía catalana continúan las indagaciones sobre el crimen y, entre otras cuestiones, recopilan imágenes de cámaras que habrían registrado los hechos. Por ahora, los investigadores descartan que se trate de un problema psicótico. Todo parece indicar que es un crimen premeditado y que con el asesinato de su yerno pretendía hacer daño a su hija por no quererle dejar ver a sus nietas.
El detenido pasará a disposición judicial este sábado y el juez deberá decidir si acuerda o no su ingreso provisional en prisión. Este será el momento en que las partes personadas en la causa podrán solicitar la elaboración de informes médicos al hombre para confirmar si tiene o no algún trastorno psiquiátrico. La causa continúa bajo secreto de actuaciones.
Conmoción entre los Mossos d'Esquadra por el asesinato de uno de sus agentes
El crimen ha provocado una gran conmoción en el cuerpo de Mossos d'Esquadra, donde la víctima llevaba 21 años de servicio. Actualmente, estaba destinado en la comisaría de Mollerussa, donde era muy conocido y apreciado por sus compañeros, tal como ha apuntado el jefe de estas dependencias, Roderic Moreno, que ha querido agradecer las muestras de pésame y apoyo recibidas una vez que se supo quién era la víctima. Muestra de ello, fue la concentración que este jueves se hizo a las puertas de la comisaría y donde participaron más de un centenar de personas, entre ellas altos mandos del cuerpo como su jefe, Miquel Esquius, o Josep Codina, jefe de la Región Policial Ponent.
