Los ladrones de coches utilizan técnicas cada vez más sofisticadas para hacerse con vehículos de alta gama sin dañarlos en el proceso. El último y sorprendente truco que han descubierto los agentes de la Sección de Delincuencia Organizada del Automóvil de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, consiste en "hackear" los turismos con una videoconsola me estilo Game Boy. De esta manera, pueden abrir las puertas de Porsches, Ferraris y Aston Martins sin dejar ni un rasguño, reduciendo, así, los gastos que suponía tener que repararlos antes de poder venderlos a precio de oro.

La mafia especializada en este tipo de robos estaba formada por miembros de origen español, ruso y rumano, y habían manipulado una videoconsola de imitación Game Boy para convertirla en una herramienta de última tecnología que les permitía acceder a los sistemas operativos de los coches y manipularlos a voluntad. La Guardia Civil todavía está analizando este aparato por su extrema sofisticación. Aparte de abrir puertas y mover coches en la distancia, estas Game Boys trucadas podían reescribir el número de bastidor y las credenciales tecnológicas de cada turismo para poder traficar con ellos sin miedo a ser descubiertos, según ha adelantado Voz Pópuli.

Seguían un modus operandi muy estricto

El nivel de sofisticación de este grupo se reflejaba también en su manera de operar. Uno de los miembros se encargaba de escoger los coches y rastrearlos durante días hasta asegurarse de que estaba estacionado en un lugar adecuado para ellos. Una vez asegurado el vehículo, utilizaban la videoconsola para acceder. Tenían dos métodos. El primero consistía en inhibir la frecuencia, de manera que el conductor no podía cerrar la puerta con la llave de control remoto, pero con el riesgo que podía darse cuenta de que se había dejado el coche abierto. Por otra parte, podían copiar la frecuencia exacta de la llave del coche y abrirlo cuando quisieran.

También utilizaban la consola para arrancar los coches sin necesidad de tener las llaves para ponerlos en marcha. El paso final era la manipulación de todas las marcas tecnológicas y físicas identificativas, como también las matrículas, antes de venderlos en el extranjero, normalmente en países como Lituania o Hungría. Esta última fase del robo tenía lugar en un taller que regentaban en Alcalá de Henares, en Madrid.

Cinco detenidos

La operación policial, que empezó hace más de un año, culminó finalmente con la detención de los cinco miembros de la banda en un inmueble de las afueras de Madrid. Durante el registro de la vivienda, la Guardia Civil recuperó más de cien llaves "vírgenes" con las cuales los delincuentes sustituían las llaves originales, además de una gran cantidad de material tecnológico, la videoconsola incluida, así como algunos de los coches robados.