La ola de frío que ha seguido a la borrasca Filomena ha dejado el país con temperaturas bajo cero y alertas por placas de hielo.
Congelar el gasóleo del coche
Uno de los principales peligros que supone el frío para la conducción, aparte de la posibilidad de accidentes por la formación de placas de hielo, es que los líquidos del vehículo se congelen.
Y eso es más fácil de lo que parece. Aunque los propietarios de los coches de gasolina no tienen que sufrir -la gasolina tiene el punto de congelación a los 107 grados bajo cero-, los motores de gasóleo tienen un alto riesgo de estropearse.
Este combustible se congela al llegar a temperaturas entre los -10 °C y los -15 °C. No se trata directamente de congelación: las partículas del diésel se condensan e impiden la circulación del líquido hacia el motor. Eso se llama punto de obstrucción en frío.
Las bajas temperaturas pueden estropear vehículos
Según la normativa española, el punto de cristalización del diésel para su venta tiene que estar entre los -20 °C y los -30 °C, y el de congelación en un mínimo de -34 °C.
Para saber si el combustible de nuestro vehículo se ha congelado, tendremos que observar si el motor se detiene poco después de ponerlo en marcha.
Eso, junto con un cálculo de temperaturas nos podrá dar pistas sobre el estado del coche.
Si confirmamos que el motor se ha obstruido, una visita al mecánico solucionará el problema. También podremos esperar que las temperaturas suban y el líquido vuelva a su estado natural.
Desde iglús en Lleida para refugiarse del frío hasta coches sepultados por la nieve: el temporal afectó a la vida cotidiana, incluso más de lo que se esperaba.
Ahora solo se pueden prevenir las situaciones de peligro y esperar a que el tiempo se estabilice.