Andrine, una trabajadora del Brico Depot de Parets del Vallès ha denunciado haber sido víctima de agresiones sexuales constantes por parte de su jefe. Según la víctima, el hombre, de unos 60 años, le hacía constantes comentarios sexuales y llegó incluso a acariciarla y restregarse contra ella, aprovechándose de su posición de superioridad. El agresor amenazó con despedir a Andrine y llegó a quejarse a otros jefes del trabajo que hacía la víctima cuando esta se negaba a mantener ningún tipo de relación con él. Otros compañeros se sumaron al trato despectivo hacia la víctima, e incluso le hacían comentarios sobre cómo les gustaría que los masturbara o si se tenía que depilar. Por ahora, la víctima está de baja, diagnosticada con estrés postraumático.

Los hechos comenzaron durante abril de 2023, hace ya más de dos años, cuando, según ha avanzado Sergio López en l'Altaveu de 2Cat, Andrine comenzó una relación con un compañero, que mantuvieron en secreto para evitar comentarios. A pesar de no querer revelarlo, su jefe comenzó a difundir el rumor de que los dos trabajadores estaban juntos, y otros trabajadores comenzaron a insinuar que ella solo estaba con ellos por dinero. A partir de este rumor, el jefe y otros compañeros comenzaron a hacerle la vida imposible a la víctima, con comentarios sobre su cuerpo y los actos sexuales que querían hacer con ella. El jefe, aprovechándose de su cargo, buscaba momentos para quedarse a solas con la mujer, quien intentaba hacer que los compañeros se quedaran con ellos, pero el jefe los hacía irse. Incluso en una ocasión, después de echar a los otros testigos, le dijo "ves, no sirve de nada, estamos solos".

Le frota el pene y lo acaricia

Según ha podido saber ElCaso.com y consta en la denuncia, un día, ante otros trabajadores e incluso clientes, el hombre se acercó a la víctima por la espalda, le acarició el brazo y le restregó el pene por detrás mientras le preguntaba si iba al gimnasio. Después de eso, la víctima fue con sus compañeras, que pudieron ver que le pasaba algo porque le temblaban las manos. Finalmente, confesó la situación a una compañera, pero no se atrevió a denunciarlo porque, como ya le había demostrado, el jefe tenía más poder que ella, y sufría por las posibles represalias. Viendo que la mujer no respondía a sus sugerencias, este cambió de táctica, empezó a amenazarla con despedirla y le dijo que lo comentaría en la próxima reunión con los otros jefes. La víctima no pensaba que fuera capaz, pero unos días más tarde una compañera le dijo que le habían comunicado que le diera un toque de atención porque uno de los jefes se había quejado de ella. Al oír esto, quedó paralizada, totalmente aterrada por miedo a perder el trabajo, y acudió al hospital.

Desde el centro sanitario le concedieron la baja laboral, ya que veían claros síntomas de estrés postraumático, y comenzó a recibir medicación y atención psicológica y psiquiátrica por su caso. Por recomendación de los médicos y animada por algunas compañeras, decidió denunciar el caso de agresión sexual que sufría por el canal de denuncias de la empresa, pero, según afirma, no sirvió de nada. El jefe le dijo a la pareja de Andrine que el comité estaba de su parte y que eso tendría consecuencias para la mujer y los que estuvieran de su parte. Finalmente, el comité resolvió que no había indicios, y desestimó la denuncia, mientras que, dice la víctima, la pareja de la víctima fue trasladada a otro establecimiento. La mujer decidió también denunciarlo a inspección laboral, de donde no ha recibido todavía respuesta, y, finalmente, a los Mossos d'Esquadra.