Carly Madison Gregg, de 15 años, ha sido condenada a cadena perpetua este viernes por un tribunal del condado de Rankin, Misisipi (Estados Unidos), después de que el jurado la considerara culpable de haber asesinado a su madre disparándole con un revólver e intentara hacer lo mismo con su padrastro el pasado mes de marzo. Gregg tenía 14 años cuando mató a su madre, Ashley Smyle, de 40, con su propia arma, después de lo que esperó la llegada de su marido, Heath Smylie, de 39 años, contra quien también abrió fuego.
La adolescente abandonó la escena del crimen, pero fue arrestada poco después por las autoridades locales. Su defensa nunca ha negado el homicidio, pero alegó que Gregg sufrió una "crisis de salud mental" el día de los hechos y que no recordaba nada de los ataques. No obstante, los peritos forenses que la examinaron declararon que la chica no mostró ningún tipo de arrepentimiento y el Fiscal pidió la cadena perpetua sin libertad condicional, un extremo que se ha aprobado después de que sus abogados rechazaran un acuerdo de conformidad que le habría supuesto solo 40 años entre rejas.
Historial de depresión y autolesiones
Los días previos a la sentencia, el doctor Andrew Clark, psicólogo infantil, declaró ante el tribunal que el día del crimen, el 19 de marzo de este año, Gregg se sintió "malhumorada e irritable" y no podía concentrarse en las clases del instituto, donde su madre trabajaba como profesora de matemáticas. En su testimonio también explicaba que la chica hacía tiempo que luchaba contra la depresión y pensamientos intrusivos que le hacían autolesionarse; también oía voces, una situación que se agravó los días antes de la tragedia.
Poco antes de matar a su madre, Gregg tuvo una cita médica con una psicóloga que le redujo la dosis de la medicación que tomaba contra la depresión, recetándole Lexapro. Cuando empezó a buscar ayuda por los problemas de salud mental, Gregg explicó que sufría de pensamientos perturbadores, se enojaba con facilidad y tenía problemas para dormir.
Fue directa al dormitorio de sus padres donde guardaban la pistola
Las imágenes grabadas con la cámara de seguridad de la casa mostraron cómo, tan pronto como volvió del instituto con su madre, fue directa a la habitación de matrimonio y sacó un revólver .357 Magnum de debajo el colchón y disparó tres veces contra Ashley, matándola en el acto.
Durante la lectura del veredicto de culpabilidad y la sentencia, que también incluye 10 años de cárcel por manipulación de pruebas, Gregg se puso a llorar.