Los ladrones, por muy espabilados que se crean, a menudo cometen errores de principiantes que les acaba costando el botín entero e, incluso, la libertad. No darse cuenta de la presencia policial y robar ante los ojos de una patrulla ha enviado a más de uno directo a la comisaría, ampliando su historial de delitos, y los ha forzado a deshacerse de los objetos sustraídos de cualquier manera posible. Este es el caso de un hombre que este martes, el día de Sant Joan, hurtó una mochila de la terraza de un restaurante de la Barceloneta en un momento de descuido de su propietario. Pero, solo unos instantes más tarde, se vio obligado a tirarla entre unos contenedores de la basura, ya que todo tuvo lugar en presencia de unos agentes de la Guàrdia Urbana de Barcelona que lo persiguieron y, finalmente, lo detuvieron.
Tira la mochila con objetos por más de 1.000 euros en la basura
Durante estos meses de verano se incrementa la afluencia de personas en terrazas de bares y restaurantes de la capital catalana, una circunstancia que los ladrones y carteristas habituales de la ciudad tienen en cuenta a la hora de buscar potenciales víctimas que se hayan dejado sus pertenencias desatendidas, con bolsos colgados del respaldo de la silla y mochilas apoyadas contra la pata de la mesa. Los delincuentes prestan mucha atención a cómo está de pendiente la gente de sus cosas y no dudan en meter mano a la mínima. Si los manguis tienen suerte, las víctimas no se dan cuenta de ello hasta pasado un rato, pero, en otras ocasiones, todo queda en un susto para los propietarios de estas carteras, móviles y bolsos si los pueden pillar in fraganti.
El ladrón que intentó llevarse la mochila este martes no tuvo suerte. Justo cuando pensaba que el hurto había tenido éxito, se encontró de cara con una patrulla de la sección de playas de la Guàrdia Urbana, que vieron cómo lanzaba la bolsa entre unos contenedores antes de echarse a correr. El ladrón pudo ser detenido, acusado de un delito de hurto y la mochila, que contenía objetos por un valor total de 1.500 euros, devuelto a su propietario.