La Dirección General de Tráfico, conocida como DGT, ataca de nuevo con la última tecnología en radares: se trata de los llamados Velolaser, que tienen un tamaño casi imperceptible a simple vista mientras conducimos, se controlan por wifi y tienen una alta capacidad que permite multar a cualquier conductor.
La DGT y su nueva arma en las carreteras
En el marco de una nueva Ley de Tráfico que más que nunca busca reducir los excesos de velocidad en las carreteras españolas, la DGT ha puesto en funcionamiento su nueva arma contra la conducción temeraria que causa tantos accidentes en nuestro país. Aunque hasta ahora ya se había extendido una amplia red de radares para controlar este tipo de incidencias, muchas personas intentan engañar y evitar los dispositivos de control de velocidad.
A través de detectores de radares, que daban un aviso para dar el frenazo de turno y librarse de la multa, o directamente de inhibidores que bloqueaban la señal e impedían que el aparato cazase la matrícula del vehículo, miles de personas intentaban dar esquinazo a las multas. Sin embargo, la misma Ley de Tráfico que entrará en vigor el próximo mes de marzo, también ha incluido durísimos castigos a los usuarios que cuenten con estos dispositivos.
Indetectables y capaces de multar al más listillo
La nueva prohibición se hacía extensiva tanto a los conductores que lo llevasen como a los talleres que los instalasen, llegando a multas de hasta 6.000 euros. Y ahora, para completar la operación, han empezado a funcionar sus radares Velolaser, uno de sus mecanismos más avanzados, que quedan prácticamente ocultos y que cuentan con características específicas para pillar a los más avispados. Su tamaño, en primer lugar, de 50 centímetros, los hace difíciles de detectar.
Gracias a eso, pueden ser colocados sobre una señal, sobre el quitamiedos o anclados sobre un trípode, de una forma mucho más discreta que el resto de radares. La Guardia Civil de Tráfico los ha colocado en la mayoría de carreteras españolas y pueden sancionarnos por exceso de velocidad -con multas de alrededor de 600 euros-, usar el móvil al volante -perdiendo hasta seis puntos- o no llevar puesto correctamente el cinturón de seguridad, entre otras infracciones.
Velolaser, el último radar de la DGT para las infracciones en carretera
Además, son inalámbricos y funcionan autónomamente durante hasta cinco horas, se pueden controlar a través de dispositivos con conexión wifi o datos móviles y son especialmente útiles en zonas urbanas. Y es que, si se equipan en los coches de la Guardia Civil, pueden detectar infracciones entre los 15 hasta los 50 metros, llegando a dos carriles de su ubicación y tienen un rango de detección entre los 30 y los 250 kilómetros por hora.
Son bastante precisos, ya que tienen un margen de error del 5% y pueden funcionar tanto de día como de noche. No obstante su utilidad, la fabricación de los radares Velolaser es bastante más cara de las cifras que se recolectan con las multas que podrán poner gracias a ellos. Porque cada radar de este tipo cuesta alrededor de 14.400 euros.