La maldad no tiene límites. El año 2018 una mujer murió en lo que todo el mundo pensó que había sido un accidente en Butterfly Valley, en la ciudad de Mugla, en Turquía. En aquel momento la caída por un acantilado de una mujer de 32 años, que además estaba embarazada, quedó como un trágico y fatal accidente. Pero ahora las cosas han cambiado.

De accidente a asesinato

La fiscalía acusa al marido de aquella mujer que murió de un presunto delito de asesinato. El caso llegará ahora a juicio, después de dos años, y con un acusado claro: Hakan Aysal, de 40 años, el marido de Semra Aysal. El caso de este crimen turco, que parece motivado para intentar cobrar un seguro contratado por el hombre antes de la muerte, ha traspasado fronteras.

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Imagen de la mujer y el hombre, en la zona donde murió ella / Cedida

Según apunta la fiscalía a la pareja se hizo fotos juntos en un acantilado, unas imágenes que después él hizo públicas para recordar a la mujer, después de la muerte de ella. La fiscalía cree que la pareja estuvo casi tres horas en aquella zona y que fue como aparte del plan del hombre para asesinar a la mujer. Buscó estar solos en la zona para poder hacer caer a la mujer.

Objetivo: matar a la mujer para cobrar el seguro

El objetivo que perseguía el hombre, y padre de la criatura que llevaba al vientre a la mujer, era, según apunta la fiscalía en su teoría de acusación, cobrar el seguro de vida que tenía la mujer y del cual él era el único beneficiario.

En total tenía que cobrar unos 50.000 euros. Aunque el hombre reclamó el pago, la aseguradora ha parado el pago de este importe cuando ha conocido que las autoridades turcas tenían dudas sobre el accidente y que se habían abierto diligencias de investigación para aclarar si el hombre era el autor de esta muerte disimulada de accidente.

Espera el juicio en la prisión

Hakan Aysal está siguiendo el juicio detenido y encarcelado, a la espera de que el tribunal decida si puede ser condenado o no por el crimen de su mujer y de su hijo que todavía no había nacido. Entre las personas que han declarado durante la vista hay familiares de la mujer muerta. Uno de ellos ha asegurado que cuando les dejaron ver el cadáver de la suya familiar, el hombre no estaba triste ni destrozado, como sí que lo estaban ellos.

Él niega haber matado a su mujer

«Después de hacer una foto, mi esposa puso el teléfono en su bolso de mano. Más tarde me pidió que le diera el teléfono. Me levanté y después sentí mí esposa gritar detrás de mí cuando me alejé unos pasos para sacar el teléfono del bolso. Cuando me giré, ella ya no estaba. No empujé a mi mujer», ha asegurado ante el tribunal que lo está juzgando.