Nuevo caso de tráfico de personas con el objetivo de la explotación sexual a casa nuestra. La Policía Nacional ha desmantelado dos pisos que funcionaban como prostíbulos en Tarragona y Reus y ha podido liberar a algunas de las mujeres que había secuestradas y obligadas a prostituirse para pagar una deuda que habían contraído con la mafia que las explotaba del viaje de ColombiaBarcelona.

Una de las mujeres que estaba en uno de estos pisos del Camp de Tarragona puso los hechos en conocimiento de la policía, que pudo estirar el hilo y asesorar a las víctimas a fin de que formalizaran la denuncia y poder actuar contra la mafia que las tenía controladas. Las mujeres eran reclutadas en origen y después de ser engañadas con falsas promesas de trabajo y condiciones de empleo dignas, eran obligadas a realizar prácticas sexuales sin protección y sin condiciones de higiene. También las obligaban a consumir cocaína y a entregar el 50% de los ingresos obtenidos a los explotadores. Tenían que estar disponibles las 24 horas del día, cada día de la semana, y que solamente podían salir dos horas del piso, para comprar.

Captadas con falsas promesas en Colombia

La Policía Nacional hizo seguimiento del caso y entraron en los pisos, donde pudieron liberar a las mujeres. Las que quisieron denunciar, para evitar que fueran maltratadas o expulsadas de los pisos donde estaban, donde también podían dormir, solicitaron acogerse a la condición de testigo protegido. Uno de los prostíbulos desmantelados estaba regentado por dos ciudadanos, un colombiano y otro español, y tenía una mujer, también de nacionalidad colombiana, que hacía las tareas de 'mame' o encargada del piso; los tres han quedado detenidos como jefes de la banda que explotaba sexualmente a las chicas.

En sus declaraciones, las jóvenes retenidas explicaron que fueron captadas en Colombia por una persona de la misma nacionalidad, bajo la promesa de condiciones laborales mejores. El viaje fue financiado por un prestador de Colombia y volaron desde Colombia a Barcelona, instruidas por la captadora. Llegadas a Catalunya, la mujer que las había enredado les dijo que se tenían que prostituir porque no podía mantenerlas y ante la situación de vulnerabilidad que tenían se vieron con la obligación de aceptarlo.

Agredían a las chicas si no cumplían

La encargada agredía a las víctimas si no cumplían con las restricciones y las citas que tenían con los clientes. Uno de los arrestados masculinos, de nacionalidad colombiana, era el encargado, según las investigaciones de la policía, de captar a las chicas en origen. El tercer arrestado, de nacionalidad española, se encargaba de vigilar los dos pisos y controlar las citas entre las víctimas y los clientes, quedándose el 50% de los ingresos obtenidos por las chicas. En las entradas en los dos pisos se intervinieron seis teléfonos móviles, un ordenador, un pasaporte de una de las víctimas, diversa documentación y dinero en metálico por un importe de 2.130 euros.