Todos los niños hacen algunas travesuras, debido a su corta edad no son conscientes de los peligros que pueden tener ciertas acciones imprudentes. Es algo que siempre ocurre, aunque a veces las consecuencias de sus actos pueden ser tremendamente peligrosas y pueden poner en riesgo su vida y la de los demás.

En ocasiones, este tipo de conductas están relacionadas con lo que ven hacer a sus padres, hermanos o familiares mayores. Cuando los niños son pequeños se nutren de la experiencia para forjar su comportamiento e incluso su carácter.

Es muy importante que los niños reciban la atención adecuada, para evitar que puedan tener un comportamiento fuera de control y sus acciones puedan tener consecuencias terribles para otros o incluso para ellos mismos. Algunos han llegado incluso a perder la vida por no tener a un adulto que vigilase lo que estaban haciendo.

El niño que emuló a Max Verstappen

Un niño de cuatro años salió de su casa la mañana del sábado con las llaves del coche de su madre con la intención de subirse y conducirlo. El menor de edad, cuya identidad no ha trascendido, estaba vestido con un pijama cuando salió del domicilio ubicado en la ciudad de Utrecht, en los Países Bajos.

El chico se subió al coche y logró poner las llaves en el contacto, emulando los gestos que había visto hacer a sus padres muchas veces. Después, pisó el embrague y el acelerador, provocando un movimiento brusco del coche aparcado hacia adelante y hacia atrás.

El policía sostiene al niño  Facebook
El policía sostiene al niño / Facebook

El coche de la madre del pequeño impactó contra los dos vehículos que estaban entre el turismo en el que estaba subido el pequeño. Él se mostró asustado por la violenta reacción y los dos golpes y empezó a gritar. Varias personas le vieron y avisaron a la policía de que habían visto a un menor en el asiento del conductor de un coche.

¿Qué pasó después?

Cuando los agentes de policía llegaron hasta el coche le dijeron al niño que se bajase. Él les dijo que su padre se había ido a trabajar y él había aprovechado que su madre dormía para coger las llaves de su coche y conducirlo, ya que quería "dar una vuelta".

Los agentes de policía se llevaron al menor a comisaría. Una vez allí, comprobaron que el coche al que estaba subido el menor era propiedad de su madre y decidieron llamarla para informar sobre lo sucedido. Ella se mostró muy preocupada y fue rápidamente a recoger a su hijo.

Mientras la esperaba, el niño estuvo bebiendo chocolate caliente en la comisaría. Además, los agentes le regalaron un oso de peluche. Cuando la madre llegó le entregaron al menor y le dijeron que escondiera mejor las llaves de su coche para que el chico no pudiera volver a cogerlas sin permiso.