Los últimos años han traído nuevas modas alimentarias que han obsesionado a miles de personas, como el realfooding o eliminar ciertos componentes de la dieta, como el gluten. Otra de las tendencias que hace tiempo que se han quedado en nuestro ideario es el concepto de que los alimentos integrales son mejores, más saludables y engordan menos. Sin embargo, como en otras ocasiones, las marcas y supermercados hacen alguna que otra trampa para colarnos productos que no son integrales, como tal.

El engaño de la pasta integral falsa

El caso más común es el de la pasta, ya que el pan hace tres años que se prohibió etiquetarlo como integral si no había sido elaborado con un 100% de harinas integrales. Aunque cada vez somos más conscientes de lo que comemos y hay un mayor interés por tener controlados los ingredientes de las etiquetas, la pasta integral ha vuelto a quedar al descubierto, en este caso gracias a una farmacéutica y divulgadora de seguridad alimentaria Gemma del Caño.

Pasta arroz / Pixabay

Es importante mirar los ingredientes de los productos marcados como integrales / Pixabay

En su cuenta de Twitter ha puesto en evidencia los paquetes de pasta de supermercado, que nos la cuelan en muchas ocasiones prometiendo productos integrales que no lo son y que además suelen ser más caros. Para descubrir la trampa hay que mirar los ingredientes del paquete, como el ejemplo de la divulgadora en su denuncia social, que muestra una foto de la etiqueta de un paquete en el que se puede leer que lleva sémola de trigo duro y salvado de trigo duro.

Cómo distinguir la verdadera de la que no lo es

Estos dos ingredientes no implican en absoluto que sea integral, ya que la sémola es un tipo de harina más gruesa con la que se elabora la pasta y, en la mayoría de casos, procede del trigo, mientras el salvado es una capa de los cereales que aporta fibra y minerales y es el componente que se retira para elaborar harinas blancas. Esto significa que cuando un alimento está elaborado con harinas que contienen su propio salvado se dice que son integrales, pero si contiene sémola blanca de trigo y aparte se le ha añadido el salvado, no se considera integral.

Para acabar de demostrarlo, Del Caño compara con otra etiqueta de un integral de verdad, en el que se puede ver un solo ingrediente: sémola integral de trigo duro. Esto demuestra que es una pasta realmente integral y que no nos están engañando.

Ahora más que nunca es importante ser escéptico cuando compramos, ya que esta semana también desvelábamos las trampas de las marcas a causa del desabastecimiento para no perder dinero y subir el precio sin que nos demos cuenta. Y es que la guerra de Rusia en Ucrania y la huelga de transportistas, han provocado una oleada de compra compulsiva que han contribuido a las estanterías vacías -con estafas en el aceite de oliva incluidas- y a los precios al alza. Sin embargo, muchas marcas han decidido llevar a cabo una estrategia para no subir los precios a la vista, pero reducir cantidades para seguir consiguiendo beneficios.