Parecía una idea brillante. Una joven de Marbella ideó un fabuloso plan para celebrar fiestas ilegales en plena pandemia y decidió simular "reuniones espirituales". En las fiestas la mujer también suministraba sustancias psicotrópicas, según ha informado la Policía Nacional.

A los encuentros no se respetaban las medidas sanitarias para evitar la propagación del coronavirus y finalmente las fiestas acabaron como el rosario de la aurora. Lo que pareció una buena idea en un inicio ha acabado con su inventora detenida.

Fiestas que decían ser "rituales espirituales"

Según ha explicado la Policía Nacional, el pasado 28 de abril ya se tuvo conocimiento de estas fiestas. Después de investigarlo y encontrar a la responsable, la policía pidió autorización al juez para entrar a la masía que utilizaba a la organizadora como punto de reunión. En el registro se encontraron numerosas cantidades de diferentes drogas, 2.358 euros en dos cajas fuertes y varias joyas.

La mujer alquilaba habitaciones de la masía a turistas a precios desorbitados y también organizaba estas fiestas. Cuando la policía irrumpió en la finca pudo observar cómo se estaba celebrando una reunión o fiesta, que ellos promovían como retiro, en la cual se consumían sustancias estupefacientes, y estaban instalados algunos de los asistentes en tiendas de campaña en el jardín, sin respetar ninguna medida sanitaria.

Fiestas con drogas, menores y sin mascarillas

Las investigaciones policiales también permitieron saber que en la masía se celebraban rituales espirituales grupales, en presencia de menores de edad, en los cuales se consumía ayahuasca y sapo bufo, entre otras sustancias psicotrópicas prohibidas.

En el interior del inmueble los agentes identificaron a unas veinte personas y varios menores sin mascarillas y sin respetar las distancias mínimas de seguridad. Todos los asistentes fueron denunciados por el incumplimiento de las medidas contra la Covid-19.

Además de detener a la mujer organizadora de toda la jarana, de 27 años y de nacionalidad argentina, la policía confiscó decenas de tarros y otros productos. Ahora se están analizando, pero todo tiene pinta que son sustancias prohibidas. Los rituales espirituales que en realidad eran fiestas descontroladas -y sin ningún tipo de medida contra la Covid-19-, de momento, se han acabado.